NO HAY QUE ERRAR POR ERRAR
Ya era hora de dedicar un post a los errores en el blog. Siempre he escuchado que las experiencias sirven para que aprendamos. De hecho, a la hora de ofertar puestos de trabajo, por ejemplo, es algo que muchas empresas tienen en cuenta.
Por eso los recién titulados sin experiencia lo pasan tan mal, porque a veces sienten que pueden espabilar, pero que no encuentran reclutadores que quieran darles una oportunidad.
Pues bien, se presupone que quien tiene experiencia ha aprendido cosas que un novato no. Es más, se presupone que quien tiene experiencia ha aprendido mucho en el proceso.
Hace varios años, leí en alguna parte que la experiencia en verdad no vale para tanto ni es lo crucial, creo que se trataba de una referencia a una investigación o algo así.
Es decir, que como no hay experiencias idénticas, lo verdaderamente importante de la experiencia no son los años que hayamos dedicado sino la capacidad de levantarse y recuperarse a tiempo de un error. Que es difícil aprender de las experiencias porque ninguna es igual a la otra, aunque hay situaciones que requieren soluciones parecidas. Que lo fundamental es la capacidad de ser resiliente, de levantarse después de cada experiencia dura y caída, y la voluntad de querer seguir adelante.
En fin, que todo esto me ha venido hoy a la mente y he pensado que estaría bien escribir sobre ello. Para mí las experiencias son valiosas, pero siempre que contemos con una capacidad de asimilación importante.
Esto significa contar con el poder apreciar similitudes y resolver de la forma más acertada. Y, desde luego, no implica dejar de lado la capacidad de resiliencia, porque así evitamos errar por errar. Y así hacemos que la experiencia sirva de algo y tenga sentido.
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