Cuenta Isaac Belmar

Estefanía Mbá

1. ¿Quién eres? Ofrece una breve descripción sobre ti.

Mi nombre es Isaac Belmar y soy escritor, tanto por amor, como para mantener encendida la luz de casa. Por eso, alterno la ficción con trabajos mercenarios para gente muy seria.

2. ¿Cuándo empezaste a escribir y por qué?

Voy a ser lo que más odio, un tópico. Supongo que, como todos, comencé de niño, antes de darme cuenta de que escribir es más una manera de morir que de vivir. 

Ya entonces me presentaba incluso a concursos y es difícil dar una razón de por qué me pasaba las tardes entre bolis y libretas, escuchando el soniquete de que saliera a la calle de una vez, a jugar con otros críos. 

Podría racionalizar algún motivo que sonara bonito, como se suele hacer cuando alguien habla de sus comienzos y utiliza todas esas palabras como vocación, pasión y demás. Pero lo cierto es que no sé por qué empecé, sólo que ya no puedo parar.

3. ¿Cuál de tus libros te ha costado más escribir y cuál menos? ¿Nos cuentas la razón?

El que más me cuesta escribir siempre es ese en el que estoy trabajando, porque terminar es una de las cosas más difíciles que hay. 

El que menos me costó... Voy a decir que fue mi novela Perdimos la luz de los viejos días. O al menos, eso parece si recuerdo, pero es verdad que siempre idealizamos el pasado. Me vienen imágenes de escribir en el viejo bar de un amigo, de la cerveza al terminar y el viento en los árboles de la plaza. Recuerdo que el libro tuvo una buena vida e incluso algún premio, pero supongo que en realidad me costó y me arrepentí tanto como con cualquier otra historia.

4. ¿Cuál es el mejor consejo que te han dado como persona o como escritor? ¿Qué consejo le darías tú a alguien que quiere empezar a escribir y ve en ti un modelo a seguir?

Que no es mi trabajo decirme que no. Eso corresponde a editores, jurados y lectores, de modo que siempre hay que intentarlo. Siempre hay que mandar ese manuscrito, probar suerte en ese certamen, escribir ese cuento que susurra que no llegará a ninguna parte. Mi misión es escribir y la del mundo ignorarlo. O no. Me parece un excelente consejo así que, por supuesto, no lo sigo casi nunca.

En cuanto a lo que le diría a quien quiere empezar a escribir, pues que lo haga cuanto antes, se mueva rápido y se decepcione pronto. Así se dará cuenta de que los sueños de grandeza son eso, sueños. «Triunfar» es casi imposible y eso es genial, porque cuando lo comprendes, si sigues escribiendo es porque amas hacerlo de verdad, no porque esperas riquezas, fama y otras tonterías.

5. ¿Qué valoras más de la vida en este momento y a qué le das menos importancia?

Cuando era crío, quería ser presidente del mundo, hoy anhelo algo más difícil, que me dejen en paz. Por eso, lo que más valoro es el teléfono en silencio y tiempo por delante para perderlo en lo que todos dicen que no importa, como escribir.

Por otra parte, el estatus, el foco y la atención no me podrían importar menos. Me dan pena y risa quienes lo persiguen a cuatro patas con la lengua fuera. Me recuerdan a los que conducen con la música fuerte y la ventanilla bajada, creen dar envidia o algo así, pero todos pensamos que son idiotas.

6. Si una persona se estuviera planteando empezar a leerte, ¿qué le dirías? ¿Por qué debería leerte?

No le diría nada, estaría tan aterrado, que no podría. No importan los años en esto, la frase: «Te estoy leyendo» sigue haciéndome temblar por dentro mientras asiento por fuera y respondo: «Qué bien».

7. Comparte una anécdota relacionada con la escritura o la vida. [Algo raro o memorable que te haya pasado].

Con la escritura, que mi primer editor, cuando le envié unos relatos hace ya casi 20 años, me respondió que lo sentía mucho, pero los cuentos no venden. Luego procedió a publicarme tres. 

Eran otros tiempos, tuve la suerte de encontrarme con algunos de esos editores de la vieja escuela, antes de que fueran sustituidos por un comité de marketing. De todas formas, no idealizo el pasado, era tan o más difícil que ahora y las aguas de la publicación siempre han estado infestadas de piratas.

8. Recomienda un libro que haya impactado tu vida o tu escritura.

Imposible uno solo, pero París era una fiesta de Hemingway me enseñó lo que era escribir de manera magistral y El Intérprete del dolor de Jhumpa Lahiri me enseñó el mayor poder de la buena escritura, que no importa lo que cuentes. Si lo haces suficientemente bien, encenderás la hoguera que hay dentro de quien te lee y sentirá ese calor de las buenas historias.

9. ¿Cómo te pueden contactar las personas interesadas en tu trabajo? [Redes sociales, web, blog, email...]

Escribo cada miércoles en mi web, https://hojaenblanco.com. Aparte de eso, no estoy apenas en redes sociales, solo en Twitter con el usuario hojaenblanco1. Sin embargo, casi nunca me paso y, si no me marcho del todo, es porque quiero ver cómo cae en llamas de una vez.

10. ¿Te gustaría compartir o añadir algo más? 

Que no es lo mismo redactar bien que escribir bien. Que has de vivir para poder escribirlo. Que la escritura, como todo lo importante, es un trabajo. Pero no en el mal sentido, sino como algo que exige para luego dar más de lo que pidió, como algo a hacer independientemente de las ganas o el capricho. No hay otra manera y no tiene mérito querer algo sólo cuando todo va bien y abandonarlo en cuanto surge el primer obstáculo.

Fecha: 09 de mayo, 2023.