El arte de ser tú

Estefanía Mbá

En esta noche en vela, quiero compartir algunas ideas sobre ser una misma. Recientemente se ha hecho eco del documental de Netflix El Dilema de las Redes.

Tenía cosillas y estudios leídos sobre las redes sociales, pero me resultó chocante escuchar a los mismos creadores de estas hablar del "gran monstruo" que han engendrado. Cada quién podría sacar sus conclusiones.

No hay periódico donde no puedas encontrar algún artículo sobre cuánto ha incrementado nuestra adicción a la aprobación externa. Si buscas por internet verás que los adolescentes son uno de los grupos más vulnerables que se ven afectados por esta vorágine.

Muchos sufren la presión de tener que encajar, recibir la aprobación de sus iguales cuando apenas empiezan a conocer la vida y, en consecuencia, las múltiples depresiones derivadas de este hecho cuando la necesidad no se satisface o es tan difícil de satisfacer que, el resultado no compensa el esfuerzo invertido.

Tienes que ver este vídeo.

Un día me puse a ver un vídeo de la psiquiatra Marian Rojas Estapé, en él habla de algo que presenció estando en consulta. Lo que narra me dejó casi atónita. Por si no vas a ver el vídeo, te lo resumo:

Marian cuenta la experiencia de una influencer que se sentía mal porque las cosas no marchaban bien en su vida.  Como era natural, en algún momento se derrumbó y se puso a llorar.

Seguidamente, se excusó para meterse en el baño pero cuando salió estaba maquillada de nuevo, como si no hubiera pasado nada. Le pidió una foto a la doctora y la subió a su cuenta de Instagram acompañada de una frase bonita.

En tan solo un momento, la publicación estaba inundada de corazones y palabras de amor y admiración hacia la influencer. Finalmente, le dijo a la doctora: "Esta es mi droga".

En efecto, hablar de la dependencia a la aprobación externa como una droga no es ningún disparate, aunque sí un asunto preocupante.

Como ya comentaba en mi BOLETÍN BLOG "La Sociedad del Futuro", esto se volverá más complicado si tenemos en cuenta que las redes sociales dejarán de ser elección para convertirse en obligación. Cosa que ya casi es así.

No es ninguna novedad.

Podría repetir que las personas viven cada vez más pendientes de la aprobación externa y que la tecnología ha empeorado las cosas. Pero lo cierto es que considero que tampoco es una novedad. A lo largo del tiempo, el ser humano ha sido más de someterse a la voluntad del grupo, en detrimento de la voluntad individual.

Durante mucho tiempo las personas han vivido de las apariencias y de impresionar al grupo, ya fuera a través de la profesión que elegían, la pareja que elegían o se veían en la obligación de tener, a través de los logros de los hijos, el tipo de casa, coche, personas con las que se relacionaban y todo lo que fuera digno o susceptible de presumirse y llamar la atención del entorno.

Pensándolo bien, ¿acaso es eso malo en sí mismo? Mi respuesta es un gran DEPENDE. Pero si de algo estoy segura es que las redes sociales son solo una extensión de lo que ya existía y solo otra forma de manifestarlo.

El arte y el coste de ser tú.

Ser tú o ser como quieres ser nunca ha sido fácil en una sociedad que te grita que no puedes salir del rebaño. A nivel personal, he visto cosas muy flipantes:

Parejas que se detestan, pero que en las redes sociales parecen ser la encarnación del amor verdadero. Amistades falsas que ante los ojos externos fingen ser envidiables. Presumir de una vida que no se tiene y cosas realmente curiosas.

Yo soy de las personas que piensan que cada quien es libre de hacer su vida como quiera, mientras que se haga responsable de los efectos o solo recaigan en sí misma.

A mí no me afecta en nada que alguien quiera aparentar. Después de todo, aunque puedas engañar al mundo, en las noches tu conciencia te la llevas tú a la cama. El problema que yo suelo tener con esas personas que están demasiado pendientes de la aprobación externa viene cuando quieren obligarte a entrar en ese ciclo.

Evidentemente, como seres sociales que somos es lógico que queramos causar la mejor impresión en los demás. Pero cuando esto se lleva a los extremos, se vuelve un problema serio y afecta de manera muy severa. Incluso a nuestra estabilidad mental.

Querer caer bien a todos.

En algún momento de mi vida tuve cerca a una persona que era de la forma que he descrito. Una persona que parecía tener una relación magnífica con todo el mundo.

Se esforzaba por caer bien a todos y, en apariencia, cualquiera pensaría que así era. Esta persona intentaba que yo actuara igual, cosa que como no me interesaba en lo más mínimo, nos llevó a discutir varias veces.

¿Cuál era la consecuencia de su forma de actuar? Que igual no se daba cuenta, pero se pasaba la mayor parte del tiempo quejándose de toda esa gente, cosa que a mí no me sorprendía.

Es un trabajo muy duro intentar complacer a todo el mundo y vivir de la aprobación externa. Y como todo en esta vida, los hay que han nacido para ser quienes quieren ser y no quienes otros dicen que deberían ser.

No es malo tener buenas relaciones, pero es importante saber qué tipo de relación tener con cada persona. Puedes ir cambiando, crecer y mejorar lo mejorable, pero perderte para complacer a otros me parece un precio demasiado caro que pagar.

Poco se habla del arte de ser tú y qué es. Para mí, serte fiel y ser quien quieres ser es tu mejor arte.