Escapada a Barcelona
Reconectando con la familia.
Estefanía Mbá


Querido diario viajero, si tuviera que describir mi escapada a Barcelona sería “el viaje de otra oportunidad”. Ya había estado antes en Barcelona, pero casi todas las veces de paso y sin permanecer el tiempo suficiente para vivir, aunque sea un poco, la ciudad.
Confieso que tenía esa espinilla de Barcelona clavada y quería darle la oportunidad de conocernos de otra manera. Y ahora tenía razones de peso. Casi vuelvo a aplazarlo, pero me dijo mi madre: "vente, que a veces el momento perfecto no llega nunca". Y me fui.
Ya tengo mucha familia en Barcelona y hacía mucho que no me veía con la mayoría, por eso en realidad esta escapada fue más que nada familiar.
En realidad, creo que no puedo ser totalmente objetiva al valorar esta escapada, porque pasar tiempo con mi gente para mí no tiene precio y su compañía mejora mucho cualquier experiencia, aunque sea técnicamente mediocre.
El trayecto de ida a Barcelona fue largo, porque me pareció una buena idea viajar de noche para aprovechar el camino y avanzar en algunos trabajos personales que llevaba tiempo retrasando, como suele decir mi gente, desde cuando estábamos todos. Total, una eternidad.
Y lo hice. Aproveché el trayecto, pero llegué cansadísima. Lo lógico.
Sin embargo, nada como sentirse en casa. Me di una ducha y me puse un pijama de mamá que después me acabé llevando. Bueno, descubrí que mis hermanas hicieron lo mismo (ellas llegaron primero), porque cuando llegué no reconocí sus pijamas.
En fin, como si no tuviéramos suficientes pijamas y porque, todo sea dicho, ¡qué buen gusto que tiene esta señora! Los pijamas se veían tan sexis que nos reímos un rato por las bromas que surgieron de ese hecho.
Obviamente, dormí y descansé y al recobrar las fuerzas me acoplé al plan que ya tenían mis hermanas, que habían quedado con otras primas y alguna ex cuñada que ya hemos adoptado como hermana.
Primero, mis hermanas y yo visitamos a una tía política que vive en un ático con vistas impresionantes. Desde su piso se pueden ver diferentes puntos interesantes de Barcelona.
Pasamos un rato ameno, entre las vistas, el sol, la brisa y la compañía. Pero como habíamos quedado con las chicas nos tuvimos que despedir y, de paso, cambiar nuestro punto de encuentro.
Se hacía tarde y al final quedamos en vernos directamente en el Camp Nou, el Spotify, en lugar de encontrarnos en la casa de otra tía como estaba previsto inicialmente.
Querido diario viajero, no puedo continuar este escrito sin mencionar lo largas que son las distancias en Barcelona y la cantidad de cuestas y escaleras que tuve que subir.
Los trayectos en tren me hicieron pensar en la cantidad de vida que se nos pasa, mientras recorremos un extremo a otro en un tren o metro.
La cantidad de tiempo que pasamos en los subsuelos, para intentar ganar tiempo es considerable. Gente que entra y sale a todas horas, a y de trabajar, a hacer recados o incluso que intenta disfrutar un poco de la ciudad, como nosotras.
Por destacar sitios concretos, visitamos el Estadio del Camp Nou.
A una de mis hermanas que es madridista se le ocurrió que era la ocasión perfecta para llevar puesta la camiseta del Real Madrid y este detalle nos dio una experiencia curiosa.
Risas y muchas miradas, porque, hay que decirlo, se nota cuánto nos respeta (a los culés). Yo en alguna ocasión trabajé para una institución del Real Madrid y creo que dejé el trabajo sin decir que era fan del Barça.
Pero ahí estaba mi hermana tan tranquila con la camiseta del Real Madrid visitando las instalaciones del Barça. Como dice el dicho: quien tenga miedo a vivir que no nazca.
Algo de lo que acabo de darme cuenta es que me suele costar hacer fotos cuando estoy con mi familia y no estoy muy orgullosa, porque sé que las fotos inmortalizan los momentos, aunque yo me quiera centrar en estar. Por suerte, siempre alguien hace alguna foto y me acaba llegando eventualmente.
Mis hermanas llegaron antes a la ciudad y se fueron primero también. Los días después de su partida los pasé visitando la ciudad, a familiares y haciendo cosas con mi madre y mis tías.
Querido diario viajero, mientras escribo esto me viene a la mente el rato que pasamos mi madre, tías y otro grupo de mujeres en el parque. Esa tarde me reí a más no poder, porque cuando esta gente se junta es imposible no hacerlo. Y como hablan casi de todo y sin muchos filtros una acaba pasando un buen rato y aprende cosas nuevas.
Fui tía hace poco y aproveché el viaje también para conocer a mi sobrina. Todo bien, pero mis familiares no viven muy cerca los unos de los otros, al parecer, así que cada visita o quedada era todo un viaje y venga subir escaleras y cuestas.
¿Por qué hay tantas escaleras altas y cuestas, al menos, en las zonas por las que me moví?
No me voy de la ciudad sin la foto de un reloj. Recuerda: El tiempo siempre es perfecto si la dicha es buena, ¿y por qué no hacer que la dicha sea buena la mayoría de veces?
Librería o editorial de referencia: más bien me llevé la edición de un diario viajero con portada de Frida Kahlo, me atrapó desde el minuto uno. Lo compré en una tienda del Barrio Gótico.
Punto de gratitud: Església de Sant Miquel del Port.
¿Cuál será la siguiente parada?
Cualquier salida grupal que se precie merece una comida o cena. Y cenamos juntas: cortesía de otra de mis hermanas. A la misma que se le ocurrió que también era una ocasión ideal para tener una charlita de educación sexual con las más peques del grupo, así que estuvo un rato entretenida la cena. Y luego llegamos a casa y estuvimos charlando y viendo la tele con mamá. Aunque fue más charla que ver la tele.
Es posible que mis palabras no sean suficientes para expresar la necesidad que tenía de hacer este viaje, pero me ha hecho reconectar con mi gente.
Querido diario viajero, tal vez estas no son fotos de revista, pero representan algunos de los momentos más tiernos y entrañables que he tenido este año.
Y yo quiero dejar este escrito, para que si alguna vez vuelvo a leerlo, me recuerde que la alegría compartida se multiplica y la tristeza compartida se reduce a la mitad, que la unión hace la fuerza y cualquier punto en que esté mi familia también es mi hogar.
Querido diario viajero, aunque visité los típicos sitios turísticos: Barrio Gótico, La Barceloneta, La Rambla..., me reservé otros varios para otra ocasión, porque en Barcelona tengo mucha familia y es una ciudad a la que siempre voy a volver.
Pero es curioso que lo que alegra también sea capaz de producir el efecto contrario cuando te tienes que ir. Por fortuna ha llegado el verano y seguramente a varios los tenga en casa estas vacaciones.
Suelo hacer una parada de gratitud en cada viaje y en el caso de Barcelona creo que la parada me encontró a mí. Mientras hacía mi tour de turista me encontré esa iglesia de la esquina abierta, porque estaba ensayando un grupo de canto.
Pasé un rato dentro y salí justo cuando terminó el ensayo e iban a cerrar. Cogí una velita de las de donativos, ya que llevaba tiempo queriendo conseguir ese tipo de velas y allí las encontré como si me estuvieran esperando.
Justo en el lugar y momento oportuno.
Curiosamente, no pude hallar las librerías que me interesaba visitar abiertas y no me llevé el típico libro viajero de recuerdo, más bien, me cautivó el diseño de un diario viajero y me lo llevé.
No sé si lo he mencionado antes, pero también llevo un diario viajero físico, en papel. Como a mi diario actual le quedan pocas páginas en blanco, me pareció genial escoger en este viaje un "libro" que escribiré yo.
Dejé Barcelona con una sensación de mezcla curiosa entre satisfacción y añoranza.
Pasamos por la Sagrada Familia y nos maravilló el arte. Por cosas como esta suelo pensar que los humanos somos pequeños dioses.
Nos hicimos una foto grupal que da vergüenza ajena en este sitio, pero sé que en los próximos cumples será la foto que utilizará mi hermana madridista para felicitarnos, porque ella hace ese tipo de cosas.