Lo malo de hacer lo correcto

Estefanía Mbá

Como ya sabrás de sobra, todo (o casi todo) tiene sus ventajas y desventajas. Hacer lo correcto también y de eso quiero hablar en esta noche en vela.

Hacer lo que deberías hacer, lo que se espera que hagas o lo que sientes que tienes que hacer, ya sea por tu rol o por la posición que ocupas en tu familia y en la sociedad tiene un lado bueno y otro que no lo es tanto.

Habrás leído en exceso correos donde hablo de la importancia de seguir nuestra propia voz, de ser nosotras y seguir nuestro propio criterio. Pero también da la casualidad de que vivimos en sociedad y somos, en esencia, seres sociales.

Vivimos en sociedades donde diferentes normas culturales, sociales, religiosas, económicas y demás, pesan sobre cada una de nosotras y condicionan nuestras vidas, en mayor o menor medida.

Este hecho supone que gran parte de nuestro actuar está ligado a cada uno de los condicionamientos y normas mencionadas.

La manifestación de cada uno de estos condicionamientos, a su vez, nos afecta más o menos en función de la sociedad en la que vivimos y la familia a la que pertenecemos.

Unas preguntas.

Considerando lo antes dicho, al final surgen unas preguntas: ¿actuamos como lo hacemos porque queremos o porque es lo que se espera que hagamos? ¿Hasta qué punto nuestras decisiones son realmente nuestras?

Volvamos al origen de este texto. Es fácil apreciar que nuestra conducta, incluso cuando es buena puede ser un gran peso para nosotras.

Como comentaba al principio, tener que hacer las cosas bien también tiene sus desventajas. Ser ejemplo, ser referente, ser el espejo en el que se mira tal o cual, también tiene lo suyo.

En una escena de la serie Los Bridgerton, la hermana de Daphne dice algo como: "Gracias por ser tan perfecta para que yo no tenga que serlo".

Quien haya visto esa serie habrá podido percibir cómo la sociedad pesa exageradamente sobre el individuo. Y la frase de la hermana de Daphne es por ello muy significativa, cuando analizamos su fondo.

Presiones modernas.

Alguien pensaría que son cosas que solo pasaban en esas sociedades antiguas. Pero observando bien, las presiones que tenemos por los roles sociales que nos tocan, tampoco se alejan mucho de las de los individuos de esas sociedades. Tal vez nuestras presiones sean modernas, pero son presiones después de todo. 

Como hermana mayor, Daphne tenía un rol que marcaba el curso de su vida. Se esperaba muchísimo más de ella y tenía que estar a la altura de esas exigencias.

Cualquier decisión que tomara únicamente pensando en ella, no tendría consecuencias solo sobre su persona. Así que, "hacer lo correcto" a veces pasaba a ser una carga muy pesada. Pasaba a ser lo malo de lo bueno. 

Lo malo de lo bueno.

En nuestra sociedad, a nuestra medida, también nos debatimos entre hacer lo que toca hacer o solo lo que nos gustaría hacer.

Al final, parece que no, pero incluso las decisiones que pensamos que tomamos por voluntad propia suelen estar influenciadas por nuestro entorno.

A gran escala, ese tipo de dilemas lo suelen experimentar mucho las personas que, de un día para otro pasan de estar en el anonimato a convertirse en personajes públicos.

Este cambio supone para muchos de ellos que algo como "publicar o expresarte sobre lo que te dé la gana", pase a estar muy bien pensado.

Tu rol ahora es diferente y en función de cómo hayas pasado de ser persona anónima a ser figura pública, se espera que digas o no digas ciertas cosas, que te expreses o no te expreses de cierta manera.

Como individuo puedes sentirte algo más en prisión y menos libre que otros. Y otra vez, se ve aquí cómo se manifiesta el lado malo de "hacer lo correcto".