Más morigerar y menos llorar

Estefanía Mbá

A lo largo de mi vida, he conocido a personas con una increíble capacidad para tolerar el dolor, sobrellevar situaciones adversas y sobreponerse a los huracanes vitales que han devastado a otras. Mi madre, cuando llegan los momentos complicados suele decir que Dios no te da las cargas que no puedes soportar.

En esta noche en vela, te confieso que no sé si será Dios quien da las cargas, pero sé que la fe es una de esas cosas que ayudan a muchas personas a morigerar, porque la otra opción, a menudo, es rendirte sin más y dejarte llevar por lo que pasa.

La fe en Dios o lo que sea que cada quien crea, llámalo universo, humanidad, karma o como quieras. La cuestión es tener esa confianza en el propósito que hay en lo que te pasa y que tu opción es o solo puede ser salir más fuerte de esa mala situación.

Mitigar los excesos.

Morigerar supone templar o mitigar los excesos de las acciones, vicios o afectos. En este contexto, es como si utilizaras un antibiótico para tratar una infección bacteriana. Pero no es algo que hagan todas las personas. Las hay que se hunden en el autocompadecimiento y sucumben en exceso a una mala racha, sucumben tanto que la misma acaba con ellas.

En ocasiones, dudo de si realmente hay alguna vida fácil. A veces ni siquiera los que envidiamos tienen una vida libre de problemas como nos pudiera parecer. Pienso que cada uno tiene dramas con los que lidiar, nos parezcan grandes o no a los demás.

Será que vamos teniendo preocupaciones diferentes, pero son preocupaciones después de todo. Problemas al fin y al cabo. Por eso, también creo que podríamos ser un poco más empáticos los unos con los otros. Porque algunos pueden aparentar estar en calma, cuando por dentro atraviesan una tormenta.

Como de costumbre.

El otro día, leí algo sobre una chica bonita y alegre que se quitó la vida de repente. Bueno, decía el titular que de repente. Pero sabemos que estas cosas no suceden porque sí. Su novio dijo que se despidió de ella con un beso antes de ir a currar, como de costumbre. Y no parecía que estuviera deprimida ni nada.

La chica se había arreglado y estaba sonriente. De hecho, ni siquiera muerta su apariencia sugería que pudiera ser una mujer sufrida, toda la escena era un tanto curiosa. Por todo esto, el novio no sabía cómo digerir lo que había pasado. ¿Debía haberse dado cuenta? ¿Podría haberlo evitado? En fin, ¡quién sabe!

Ausencia de guerra no es paz.

Lo que quiero decir al comentar el tema de la chica es que no siempre sabemos con qué está lidiando cada persona. Ni siquiera cuando se trata de gente cercana a nosotros. Bien se suele decir que la ausencia de guerra no es necesariamente paz. Como una sonrisa no siempre significa felicidad y, un "estoy bien" no es sinónimo de "no pasa nada".

Aunque el título dice "más morigerar y menos llorar", lo que quiero expresar en este texto es que dar demasiado peso a los problemas y entregarnos a ellos en cuerpo y alma no suele ser muy buen plan.

No si queremos superarlos, pero no seré yo quien te diga que no puedes llorar, es más, te recomiendo que lo hagas siempre que lo necesites. A veces, el panorama se ve mejor después de derramar algunas lágrimas.

Puedes morigerar.

El mensaje es que puedes morigerar. No sé tu caso, pero hay veces en que mis dramas llegan a unos extremos que, después del llanto, en lugar de ponerme triste empiezo a encontrarlos graciosos. Y si puedo, aprovecho para reírme de mi propio desastre.

Pero teniendo en mi cabeza palabras que repite mucho mi madre, aunque no sé si sabe que yo las escucho: "Casi todos los dramas tienen solución. Y si vamos a perder algo, que lo último sea la fe o la esperanza de que mañana tal vez sea mejor".

Morigerar también implica moverte si hace falta, porque no eres una planta. Si algo no te gusta, siempre puedes cambiar de lugar. Eso sí, no siempre es fácil. Por ello necesitas dignificar tus intentos. Dignificar cada uno de ellos.

Opciones no siempre sabemos ver, pero casi siempre las hay. Y tu proceso de búsqueda también cuenta. Pues eso, más morigerar y menos llorar.