Obsesión por la imagen personal
Estefanía Mbá
En esta noche en vela, voy a hablar de la imagen personal.
¿Cómo te sientes acerca de tu apariencia?, ¿cómo te sientes acerca de tu imagen personal?
Según las encuestas, más del 70% de las personas no se sienten a gusto con su imagen personal. Yo veo estos datos y me preocupo, pero también me parecen lógicos considerando el modelo de sociedad que estamos creando.
Parece que no, pero este es un tema que causa más sufrimiento del que mucha gente se imagina. Hay quien llega a poner en riesgo su vida porque nunca está a gusto con su imagen personal. Hay quien llega a perderla del todo.
Viene bien hablar de esto.
Creo que merece la pena reflexionar acerca de cómo nos percibimos, de cómo nos perciben los otros o cómo creemos que nos perciben. Viene bien hablar acerca de qué es lo que hacemos al respecto o qué es lo que podemos hacer.
En varias ocasiones he comentado sobre la importancia de centrarnos en lo que hay dentro de nosotros, porque las acciones de los demás no son predecibles y escapan a nuestro control. No siempre dependen de nosotras.
Pero seamos honestas. Vivimos en una sociedad que nos expone a diferentes estímulos, vivimos en una sociedad de interacciones. Por eso, a veces, es complicado ignorar lo que otras personas piensan o puedan pensar acerca de nosotras, en este caso, acerca de nuestra imagen personal.
Casi todo es criticable.
Me viene a la mente un episodio de mis años en la universidad. Por alguna razón, nos pusimos a comentar la relación que tenía nuestra imagen con la percepción que tenían los demás de nosotros.
Recuerdo comentar que algo como llevar ropa barata podía causar que otros te rechazaran. Y uno de mis compañeros comentó: "pero lo contrario también".
Me pareció un comentario muy oportuno. Gracias a esa perspectiva podíamos ver que, por ejemplo, tanto si te vestías como "hippie" como si te vestías como "pijo/a" podías recibir rechazo dependiendo de donde te encontraras. Tu imagen podía suponer un problema, con independencia de que fueras perfectamente aliñada o no.
La realidad es contundente. Nunca llueve a gusto de todos. Nunca tu imagen gustará a todos. En cuestiones estéticas, cada quien tiene sus preferencias. Por eso se dice que el gusto de cada cual es la moda. Y explicado así parece sencillo, pero en la práctica no lo es.
Día tras día crece la obsesión por la imagen personal, la obsesión por cómo nos ven los demás. En el peor de los casos, ni siquiera llega a importar si hemos ganado un concurso de miss o mister universo.
Si los demás dicen que somos feas, algunas llegamos a creer que somos feas. Y no solo llegamos a querernos cada vez poco, sino que empezamos a buscar un ideal de belleza que nunca será suficiente, no lo será porque lo buscamos fuera de nosotras.
Habitualmente, esta presión recae más en las mujeres. He visto mujeres realmente bellas dudar de esa belleza, porque algún gambero o una macabra se lo hizo creer. Como haciendo honor al dicho "la belleza está en los ojos de quien la mira".
Algunas experiencias mías.
Tengo muchas experiencias personales que podría compartir, pero solo comentaré dos. La primera con una chica y la segunda con un chico. Si me conoces de cerca o me has visto en fotos, ya sabrás de mi preferencia por los pintalabios rojos. Podría no ponerme maquillaje, pero que no me falte un pintalabios rojo, por favor.
¿Y porqué rojo? No creas que no he probado otros colores, lo he hecho en numerosas ocasiones. Pero he llegado a la conclusión de que el rojo me favorece más. Cuando me pongo un pintalabios rojo siento como si tuviera superpoderes, sencillamente me siento bien y me encanta.
Pero, ¿qué pasa? Esto parecía no gustarle a otra chica. Decía que yo no cuidaba mi imagen personal porque siempre elegía el mismo color. ¿Cómo se te ha quedado el cuerpo? Según esta chica, el color rojo no es tendencia, tenía que pintarme los labios de rosa. Pues oye, que se meta sus tendencias donde le quepan.
Obviamente, al escuchar esto casi me morí de risa, ¿pero qué le pasa a la gente?, ¿tú quién eres para decirme qué color de pintalabios debo llevar, más si a mí no me gusta?
Soy esa clase de persona que no hace algo necesariamente porque el resto de gente lo hace así. Odio las "dictaduras colectivas". Y es algo que he ido asumiendo sin necesidad de sentirme culpable.
La segunda experiencia tuvo que ver con mi pelo. Los comentarios vinieron de un chico, un paisano guineoecuatoriano. Como con lo del pintalabios rojo, si me conoces de hace mucho, a estas alturas ya sabrás que me gusta llevar trenzas o tener mi pelo natural sin más.
Pues nada, a este chico tampoco parecía gustarle eso. Me preguntó: "¿cómo una abogada va a tener el pelo así?" Para empezar, aclaro que soy jurista.
La gente tiende a pensar que si te dice "abogada" aumentan tu valía de alguna forma. En fin, ese es tema para otro boletín.
Según este chico, lo normal era que yo llevara extensiones sueltas de pelo liso, porque era la imagen apropiada para una abogada.
Lo que más me chocó fue que me lo dijera un chico negro y de Guinea Ecuatorial y me explicaba que en los bufetes del país es lo que se lleva o es lo que está bien visto. Sinceramente, si en un despacho de abogados creen que mi pelo natural es un problema para ellos, sencillamente no quiero trabajar allí, peor si se trata de un país africano.
En España, he tenido experiencias prácticas y siempre he podido llevar el pelo a mi gusto (arreglado, obviamente). Por lo menos, en empresas o entidades no he tenido que explicar que es el pelo con el que he nacido. Es más, me preguntaban porqué no lo llevaba destrenzado más a menudo.
O sea, en occidente las chicas luchando cada día contra el estigma del pelo afro, pero un guineoecuatoriano me dice que lo anormal es llevar mi pelo natural. En fin, la hipocresía.
Sobre todo libre.
No estoy en contra de ponerse cualquier color de pintalabios, ni de ponerse extensiones o pelucas, ni maquillarse. Yo lo hago cuando me apetece. En lo que a imagen personal se refiere, una debe llevar lo que la haga sentirse a gusto consigo misma. Una debe sentirse cómoda con quien es. Libre, sobre todo.
Si hablamos de higiene ya es otra movida, es importante para ti y quienes te rodean. Si te duchas, te peinas y cumples las reglas básicas de higiene, nadie tiene que decirte qué peinado, ropa o maquillaje debes ponerte, si a ti te incomoda hacerlo.
Es una obviedad, pero como en estos días hay que aclararlo todo, conste que no me refiero a situaciones donde previamente te explican la etiqueta de la empresa, tú firmas y aceptas cumplir por la razón que para ti pese más (pero esto da para matices jurídicamente hablando).
Sé que nos gusta que la gente que nos rodea nos vea bien, pero si tienes que obligarte a verte como no quieres para agradar a alguien más piensa en cuánto merece la pena. En los casos que he presenciado, la autoestima de la gente que hace esto suele salir muy dañada.
En mi caso lo tengo claro, siempre se dice que nunca se sabe mañana, pero si mi libertad de decidir qué hacer con mi cuerpo está en juego, trabajaré lo duro que haga falta por mi cuenta. Empezaré desde la base si es necesario, si ese es el precio de poder decidir.
Ojalá no me vea obligada a aceptar alguna imposición estética. No elijas ropa porque es lo que se lleva, si es que a ti te incomoda. Si vas a seguir tendencias, que sea porque realmente te gusta hacerlo.