Paris de sorpresas

Mi viaje a una ciudad que supo sorprenderme.

Estefanía Mbá

Querido diario viajero, si tuviera que escoger una frase para extraer lo que ha pasado en París (Francia) sería “no te olvides de vivir y juzgar en base a tus experiencias”. París ocupa el TOP 1 de las ciudades que por unanimidad me recomendaron no visitar. ¿Cómo una ciudad tan bien vendida había conseguido romper tantos corazones? De París me hablaron de lo sobrevalorada que está, de la suciedad legendaria, las ratas y del comportamiento poco acogedor y cálido de los franceses (en general).

A decir verdad, de todo lo que había escuchado, la última parte es la que más me preocupaba. Soy una de esas personas que califica una ciudad en función del trato que recibe de las personas que la habitan. Una ciudad puede tener los mejores edificios, las mejores esculturas y museos, pero si su gente me parece hostil, me es imposible calificarla como la ciudad más bonita. El comportamiento de la gente pesa mucho en mi criterio de evaluación.

Sé que mi ranking es arbitrario, ¿pero qué puedo decir? No amo los sitios en los que no me siento bienvenida. Y no me suelo quedar si tengo la opción de salir pitando. Así que, querido diario viajero, solo puedo decir que París me ha sorprendido y ha sido para bien. Primero y para empezar, absolutamente todo el mundo nos ha tratado genial. Nunca antes había notado a tanta gente esforzándose demasiado por hablarme en español fuera de España. Y eso que yo empezaba todo con el "bonjour".

Volvimos a casa amando a los parisinos y pensando que son personas muy cálidas. Tratamos con personas de diferentes estratos sociales y colores. Y le damos un 10 a los parisinos en esto. Si tenemos alguna queja, nada tiene que ver con el trato que recibimos de los parisinos. Nos gustaría volver a visitar París en días de verano.

Nos sorprendió ver que se parara gente a hablarnos de manera muy random, ¿no nos habían dicho que los parisinos eran unos antipáticos? Y no, no era para robar. Que esa es otra. Antes de viajar nos invitaron a desconfiar de la amabilidad repentina, porque, normalmente, se utiliza para robar. Puedo asegurar que todas nuestras pertenencias de valor han vuelto intactas.

Cierto es que soy consciente de que si mucha gente repite algo es porque ha sido su experiencia, aunque no me haya pasado a mí. Es más, por ejemplo, en el metro de París hay una locución que te advierte sobre los carteristas. Si la ponen será por algo. Por eso agradezco que no fuera esa nuestra versión de la historia.

Lo que recuerdo que solo una persona mencionó y que me gustó menos de París es lo extremadamente caro que es todo y lo complicado que es comer bien, peor aún, comer bien a un coste razonable. También llamó mucho mi atención el contraste entre las zonas ricas y las que lo son menos.

Lo que es turístico en París me encantó. El crucero nocturno por el río Sena fue una maravilla y ver los múltiples puentes que lo atraviesan me llevó a pensar que los puentes del amor en París son diferentes. Mi teoría es que si das un paseo nocturno con alguien por el río Sena, nunca llegarás a olvidar esa experiencia.

Querido diario viajero, nuestro primer día real en París se caracterizó por la lluvia y el frío. Y aunque un día lluvioso y frío en París no es de lo más agradable, ver la estampa que deja en la torre Eiffel tiene un encanto particular.

Además de la lluvia y el frío, nos encontramos con que a las 16:30 pm estaba anocheciendo. París me va a perdonar, pero soy hija del sol y no me ponen los días nublados, contenta, quiero decir. Sin embargo, una imagen del Louvre de noche a las 17pm tiene su gracia. 

París supo sorprendernos regalando otra versión suya con el sol. ¡Qué maravilla, por favor! Nuestro humor subió a 100 con este suceso y la actitud con la que visitamos la ciudad también. Algunas somos escritoras y no podíamos dejar París sin visitar al menos una librería. Y lo hicimos.

Si la ciudad te regala sol, lo aprovechas. Así que, como no podía ser de otra manera, cogimos el tren a Disneyland Paris. Después de tomar las fotos de turistas nos dijimos: “Móviles fuera, vamos a disfrutar de esta maravilla como enanitos”. ¡Anda que sí lo hicimos!

Disneyland Paris también nos guardaba una sorpresa. Tras la diversión en atracciones muy lights, porque aquí no somos de tanta adrenalina, optamos por una experiencia de miedo, que se supone sería ligera.

Vimos algo que ponía TORRE-MIEDO, telarañas y gente en prendas elegantes. Eso no podía dar tanto miedo, seguro que había gente asustando y poco más. Craso error.

Cuando me di cuenta de lo que iba a pasar ya no tenía escapatoria. Solo recuerdo a un chico guapo cerrando las puertas y diciendo: “No foto, no video, no vómito. Y yo pegando gritos como loca. Básicamente, suplicando por mi vida”.

Dejamos París en un día lluvioso de otoño. La primera mitad del viaje fue de puras turbulencias, pero por suerte tenía a quién sujetarle la mano. Porque, aquí entre nosotras, desde 2011 me aterra volar (y eso que algún día soñé con pilotar aviones), pero son más fuertes mis ganas de conocer nuevos lugares, personas y culturas.

Querido diario viajero, estas no son fotos de revista. Pero representan experiencias que jamás olvidaré. Y dejo este escrito para recordarme, si alguna vez vuelvo a leerlo, que es bueno vivir mi versión de la historia.

No me podía ir de la ciudad sin la foto del reloj. Recuerda: "El tiempo es oro, no malgastes el tuyo"

Uno de mis mayores miedos se hizo realidad y lo peor es que ni siquiera sabía que a eso iba. Por lo que, salí de allí que me temblaba todo. Con decir que del trauma me costó dormir esa noche.

Ahora me hace gracia recordarlo y me alegra haber sobrevivido a uno de mis más grandes miedos. Pero francamente, no repetiría la experiencia.

Librería visitada: Delamain, la más antigua de Paris. Recuerdo de escritora: Circe.

La parada de gratitud en Paris fue la Iglesia de Saint-Germain-l'Auxerrois. Lo vivido un día solo fue teoría, hasta que dejó de serlo. Y si me pongo a pensar, ni siquiera tengo una explicación demasiado racional para todo lo que ha hecho posible llegar hasta aquí. Agradecida.

¿Cuál será la siguiente parada?