¿Son fuertes o lo parecen?
Estefanía Mbá


Creo que en todos los grupos existe una persona fuerte (o que lo parece), ya sea en el entorno laboral, en la familia o en un grupo de amistad.
Son esas personas que parecen tener todo bajo control. Son las que te dan la mano cuando el resto te da la espalda, son las que te motivan cuando ni tú misma crees que puedes lograrlo. Son las que se preocupan por el bienestar de todos.
También suelen ser los eternos optimistas del grupo, pero no porque ignoren la maldad del mundo, sino porque saben que cuando todo el mundo está mirando el lado oscuro, si nadie mira la luz nos hundiremos todos.
La gente fuerte (o que parece fuerte) suele ser considerada la roca de todos.
Pero la pregunta es: ¿Quién es la roca de las personas fuertes?
Me he dado cuenta de que como estas personas parecen inquebrantables, a menudo son o se sienten descuidadas por quienes las rodean.
Como todos creen que lo tienen todo controlado, muy poca gente se preocupa por ellas. Y como apenas se suelen quejar, hay una tendencia a subestimar los problemas que pueden estar enfrentando.
Las personas fuertes raras veces piden ayuda, pero no es porque no la necesiten, sino porque son muy conscientes de las cargas de los demás y no quieren añadir más peso.
Las personas fuertes son las que acostumbran a levantar a los demás, a dar ese abrazo necesario, a decir esas palabras de aliento mientras libran sus propias batallas, ¿pero quién las abraza?, ¿quién las consuela? ¿quién las levanta?
Es triste decirlo, pero se han convencido de que solo se tienen a sí mismas, o que en momentos cruciales solo pueden contar con muy, muy pocas personas, cuando es que pueden contar con alguien.
En esta noche en vela, las personas fuertes ocupan mi mente y quiero dejar este escrito, para que si alguna vez llegan a leerme sepan que no están solas y para hacer un llamamiento a quien sea que llegue a verlo.
Si tienes una persona así en tu vida, no des las cosas por sentado.
Y, sobre todo, no asumas que esa persona fuerte no necesita nada de ti.
Por eso, si puedes, haz esa llamada y pregunta de corazón cómo está. No te quedes los elogios, ni las palabras de gratitud asumiendo que ya lo sabe y que no necesita escucharlo de tus labios.
Sorprende con algún detalle, para que también se sienta cuidada y amada. Y, aunque no te lo pida, ofrece tu ayuda, para que sepa que puede contar contigo.
Y para ir cerrando, voy a destacar algunas cosas que a veces se olvidan cuando se trata de personas fuertes:
1. La fortaleza no implica invulnerabilidad.
Las personas fuertes también sienten, tienen necesidades y se preocupan. Cuidarlas es reconocer su humanidad y evitar que se sientan solas en sus luchas internas. No lo parece, pero las tienen. Muchas.
2. Evitar el agotamiento emocional.
Las personas fuertes suelen cargar con muchas responsabilidades, tanto propias como ajenas. Si brindas tu apoyo y cuidado ayudarás a prevenir el desgaste emocional y físico que puede afectarlas a largo plazo.
Recuerda: también son de carne y hueso.
3. Fomentar relaciones equilibradas.
Cuidar de quienes parecen fuertes fortalece los vínculos, ya que muestra que las relaciones no dependen únicamente de un lado.
La reciprocidad es esencial para crear relaciones saludables.
4. Reconocer su esfuerzo y valor.
Lo dicho, las personas fuertes no reciben la misma atención porque se asume que no la necesitan. Cuidarlas es una forma de agradecer y valorar su contribución constante al bienestar de los demás.
5. Promover el bienestar colectivo.
Cuidar a las personas fuertes asegura que puedan seguir siendo pilares de apoyo para otros, pero de una manera sostenible y justa.
Es un acto de amor y equilibrio que beneficia a toda la comunidad.
A la humanidad.
Hay que cuidarlas, aunque sea por egoísmo, porque si se hunden es probable que todo alrededor también se desmorone.
Y hasta aquí el texto de hoy.
¿Quién es tu roca y qué haces para que sienta que valoras que lo sea?
